Introducción
Por: Dr. Reniel Rodríguez Ramos |

Dr. Reniel Rodríguez Ramos
(foto publicada por el periódico Primera Hora) |
En los terrenos del Recinto de Utuado de la Universidad de Puerto Rico se encuentra uno de los yacimientos más importantes que se han documentado hasta el momento en la isla. Conocido como Salto Arriba, este sitio arqueológico contiene los restos de una aldea indígena de amplio tamaño que fue habitada por grupos con tradiciones culturales diversas. Las excavaciones realizadas hasta el momento en Salto Arriba han logrado documentar una cultura material sumamente abundante y variada, cuyo análisis nos provee las bases para reconstruir la historia y los modos de vida de los primeros habitantes de la región.
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Las primeras excavaciones en este sitio arqueológico se remontan al 1903 cuando J. W. Fewkes, del Buró de Etnología Americana, vino a la isla para realizar trabajos de investigación en algunos de los yacimientos más importantes de los que se tenía conocimiento en aquel momento. Fewkes realizó excavaciones en la frontera norte del Recinto, en los terrenos contiguos a lo que hoy es la Panadería RAFDAM y la subestación eléctrica. En estas excavaciones, este investigador identificó la presencia de un batey así como de montículos funerarios de los que excavó diez enterramientos con ofrendas mortuorias. Además, Fewkes documentó por primera vez el mural de petroglifos que se encontraba en el margen este del Río Grande de Arecibo, el cual hoy adorna la entrada del Departamento de Tecnología Agrícola de nuestro Recinto. Estos hallazgos lo llevaron a la conclusión de que este yacimiento era uno de orden ritual, el cual se concentraba en la realización de actividades ceremoniales.
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Figura hallada en las excavaciones del Recinto de UPR-Utuado
(foto publicada por el periódico El Nuevo Día) |

Figura hallada en las excavaciones del Recinto de la UPR-Utuado
(foto publicada por el periódico El Nuevo Día) |
Tras visitas de otros investigadores como Samuel K. Lothrop y Froelich Rainey, Irving Rouse hace trabajos adicionales en este yacimiento. Estas excavaciones, realizadas en 1936, documentaron la presencia de múltiples componentes culturales asociados a lo que comúnmente se conocen como las culturas Igneri, Pre-Taína y Taína de la isla. Debido al hallazgo de artefactos asociados con actividades cotidianas, Rouse argumentó que este yacimiento representaba un espacio ocupacional, al traste con la interpretación realizada previamente por Fewkes.
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En la década del 1980, como parte de los procesos de construcción del Recinto en su ubicación actual, se hicieron estudios en la finca que en aquel momento pertenecía a la familia Cabrera. Estas investigaciones fueron empleadas para determinar las áreas en las que se podían ubicar los edificios del Recinto sin afectar los vestigios arqueológicos que se encontraban en el lugar. Infortunadamente, estos estudios no lograron documentar muchos de los contextos arqueológicos que yacían en los predios de la finca del Recinto, provocando su impacto por las labores de construcción de infraestructura que fueron realizadas.
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Cerámica hallada en las excavaciones del Recinto de la UPR-Utuado
(foto publicada por el periódico El Nuevo Día) |
A partir del verano de 2009, Reniel Rodríguez Ramos en colaboración con Roberto Martínez y un grupo de estudiantes y voluntarios de la comunidad, retoma la investigación de este importante yacimiento. Estos trabajos han logrado documentar las diferentes fases de ocupación precolombina de este sitio arqueológico y relocalizar algunos de los elementos que habían sido identificados previamente por otros investigadores. Esta nueva fase de investigación ha logrado proveer las primeras fechas de radiocarbono para el yacimiento, el cual se remonta al año 650 d.C., haciendo de éste el sitio arqueológico de mayor antigüedad en el interior montañoso de la isla. Además, se ha logrado documentar la presencia de una ocupación colonial la cual no había sido identificada en el registro histórico previamente.
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Aunque los trabajos arqueológicos realizados hasta el momento han arrojado mucha luz en torno a las ocupaciones antiguas de este sitio, los impactos al yacimiento como resultado de las labores de construcción del Recinto y estructuras aledañas han limitado la posibilidad de identificar recursos adicionales que no habían sido detectados previamente. Además, el historial de uso de la finca durante el pasado siglo previo a la construcción del Recinto no ha sido registrado de forma detallada, impidiendo así el poder tener una visión completa de la biografía del predio donde anida nuestra institución. Estos factores hacen que se subraye la importancia de los trabajos aquí presentados, los cuales utilizan las voces de personas que tienen memoria del pasado de esta finca con el fin de permitirnos captar capítulos de su historia que de otra forma hubiesen quedado en el olvido. La información participada por aquellos y aquellas que quisieron compartir con nosotros sus memorias, en combinación con los datos que estamos recuperando arqueológicamente, nos permitirán reconstruir la estratigrafía histórico-cultural de este tan importante lugar desde tiempos milenarios.
Reniel Rodríguez Ramos
En Utuado, 18 de noviembre de 2011
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